El 17 de Agosto del 2004, a las 15:10 horas tuve la suerte de llegar a una cima soñada, a 7134 metros de altura, el Pico Lenin. Creo que ha sido la mayor aventura de mi vida, no la que más ha supuesto más para mi, pero si unos de mis mejores recuerdos.
Tras casi un mes de trabajo en la montaña, tras tener que dejar a mi querida hermana, sola en una tienda en C3 (6300 m), Slava y esta persona que os lo cuenta llegamos a la cima, el regreso fue bastante peor, con un insoportable dolor en el costado derecho y tras 15 horas desde que salimos de C3, tras lograr la anhelada cumbre, llegue, gracias a la ayuda de mi compañero, a dicho campo de altura. Recuerdo que Slavic preparo té y me metí en el saco con las botas y completamente vestido. A la mañana siguiente bajamos del tirón hasta el Campo Base. Había perdido casi 9 kilos y los dolores eran casi insoportables.
De regreso en Madrid, había sufrido, lo que por los médicos fue catalogado, como un cólico nefrítico; unido a un desgaste del hígado por un sobre esfuerzo al no poseer mucha masa muscular. Estuve en un hospital en Vallecas hasta que recibí el alta.
Al año siguiente, y enamorado del pais y de sus gentes, volvimos para intentar el Khan Tengri, no pudo ser, pero nuestra cima fue el salvarnos del accidente que el helicóptero que nos traslado al Campo Base, sufrió 30 minutos más tarde (al despegar), después de habernos dejado a los pies de tan magnífica montaña.
La aventura termino en Campo 3 a 5800 metros de altura.
De regreso a España volvieron los dolores insoportables, las pruebas, la incertidumbre, la mala hostia. Los médicos no sabían que tenia, solo aparecía en las pruebas una especie de masa informe en el riñón derecho, que después de contarles mi historia, pensaban que podía haberse debido a la ruptura de algunos vasos capilares, al estar expuesto a una gran altitud y a un gran esfuerzo.
Tras un par de meses de deliberaciones junto a mi familia, decidí operarme, cuando desperté de la anestesia, me dijeron que me habían extirpado el riñón, y a los tres días me comunicaron que esta nefrectomía fue debida al padecer un tumor canceroso.
La historia que vino después, ya casi todos la sabéis. Este año vuelvo (para intentar aclimatar) a la montaña a la que debo estar vivo. Si no hubiese estado allí, lo más probable, es que la enfermedad no se hubiese manifestado hasta que hubiera sido demasiado tarde.
Gracias Pico Lenin, gracias por permitirme estar allí, y por lo que se tradujo en poder estJr hoy aquí, sentado delante del ordenador, rememorando viejas historias, confabulando nuevos proyectos, que si Dios quiere, volverán a ser historias reales este año.
José Francisco García Romo
José Francisco García Romo